El 8M, cabeza de turco en tiempos de pandemia


¿No sentís últimamente que vivimos en un continuo círculo vicioso? En tan solo unos días, se cumplirá el primer aniversario de la pandemia del Covid-19. Un año desde que nuestras vidas cambiaron para siempre. Una pesadilla que empezó culpabilizando al movimiento feminista y a la manifestación del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y que, curiosamente, culmina de la misma forma: achacando al 8M todos los males del universo.

Retrocedamos un año. El 8M se conmemora con masivas concentraciones en toda España. El Covid-19 ya estaba entre nosotros, pero no éramos conscientes de que estaba presente con tanta fuerza. Al menos, no los ciudadanos de a pie. Personalmente, yo opté por no acudir a la manifestación aunque en esas fechas los contagios en España eran escasos, pero tampoco voy a criminalizar a las compañeras que sí marcharon juntas en las calles.

Nadie era consciente de lo que vendría. Y cuando digo nadie, no solo me refiero al movimiento feminista. Porque al contrario de lo que nos han hecho creer, el fin de semana del 8M, España no se paró. Los bares y las discotecas se llenaron. Se celebraron conciertos. Partidos de fútbol y otros eventos deportivos. Y sí, fue una irresponsabilidad y se deberían haber tomado medidas antes observando a países cercanos como Italia. Pero no se hizo.

Sin embargo, nadie habla de esos eventos multitudinarios, sino exclusivamente del 8M. De nuevo, culpando a las mujeres de los males del mundo, de una pandemia global que nadie previó, al igual que se responsabiliza a Eva de que Adán comiera la manzana, o a la víctima de la Manada del sufrimiento que vivió o, yendo hasta lo absurdo, a Yoko Ono de que los Beatles se separaran.

Ahora, un año después, volvemos a lo mismo. El 8M está a la vuelta de la esquina y se utiliza como arma arrojadiza entre partidos políticos, medios de comunicación y cuñados de turno. En principio, se han autorizado manifestaciones de hasta 500 personas, manteniendo la distancia de seguridad. Y, siendo totalmente honesta, en la situación actual me parece una locura. No es lo más seguro, ni lo más sensato. Pero tampoco lo han sido manifestaciones fascistas autorizadas. O las promovidas por los anti-vacunas y negacionistas de la pandemia. O el sonado concierto de Raphael en un abarrotado Palacio de los Deportes en Madrid. Pero el foco de la crítica solo se dirige a la manifestación del 8M.

Es el momento de ser responsables y reivindicar nuestra lucha a través de otras vías. No podremos gritar en las calles, pero sí en la Red y otros espacios. Somos conscientes de ello. Pero lo que no tenemos por qué aguantar es la constante crítica hacia el movimiento feminista. Si se habla de irresponsabilidad, que se hable de todas las irresponsabilidades. No es justo que aprovechen una polémica para criminalizarnos, para hablar de feministas de primera y de segunda, para actuar como perros guardianes o dedicarnos miradas reprobatorias. Se está utilizando la situación para acallarnos, para destilar odio más de dos semanas antes de que se haya celebrado ninguna manifestación. En definitiva, para comenzar una caza de brujas.

Pero aunque este año sea diferente y la reivindicación se traslade a nuestras casas, nadie va a lograr quemar a estas brujas.

8m-cabeza-turco-culpable-pandemia-covid-feminismo
Foto: Ramón de la Rocha (EFE)

Acerca de Lidia Baños

Periodista. Feminista incansable.
Esta entrada fue publicada en Debate, Eventos, Feminismo y etiquetada , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario