Sororidad, el motor del feminismo


La sociedad actual cada vez es más consciente de que el feminismo es un movimiento necesario y que cada vez cuenta con más ‘adeptos’ activos. Gracias a Internet, tenemos acceso a mucha más información sobre feminismo de la que tenían nuestros padres, aunque también somos un blanco más fácil si cabe para los ataques machistas. Nos tildan de locas, exageradas, radicales y hembristas. Desprestigian una lucha de siglos de Historia que, en nuestros días, está cobrando más fuerza que nunca. ¿La solución? Estar unidas, aliarnos, apostar por la sororidad.

Y es que la sororidad, un concepto del que seguro que habéis oído hablar, es precisamente eso, una alianza entre mujeres contra el patriarcado y el machismo. La académica mexicana Marcela Lagarde definía el término como «amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario».

Las mujeres podemos ser muy diferentes entre nosotras: jóvenes, ancianas, heterosexuales, homosexuales, bisexuales, altas, bajas, delgadas, gruesas, de raza negra, caucásicas, católicas, musulmanas, ateas, universitarias, amas de casa, directivas, solteras, casadas, madres, rubias, morenas, pelirrojas… Pero hay algo que nos une, y eso es la opresión que hemos sufrido a lo largo de la Historia por el hecho ser mujeres, el sistema patriarcal que aún sigue existiendo. Cada vez que una mujer es asesinada en un caso de violencia machista, nos afecta a todas. Cada vez que una mujer es acosada sexualmente, nos afecta a todas. Cada vez que una mujer es juzgada por su forma de vestir o comportarse, nos afecta a todas. Cada vez que una mujer cobra un sueldo menor al de su compañero varón, nos afecta a todas. Cada vez que una mujer es sexualizada en la publicidad o en los medios de comunicación, nos afecta a todas. Todas somos compañeras y lo que nos une es la sororidad, es decir, la empatía que sentimos las unas hacia las otras y nuestro compromiso con el feminismo.

Me gusta pensar que todas las mujeres del mundo, por muy distintas que seamos, tenemos una conexión especial. Me gusta pensar que mis sueños no son tan distintos a los de Cleopatra, Virginia Woolf o Marilyn Monroe. Me gusta pensar que formo parte de un pacto, que camino sobre la misma senda que Meryl Streep, la pediatra de mi barrio o la mujer más anciana de una aldea africana. Me gusta pensar que, si unimos fuerzas, no habrá nada que pueda pararnos.

Acerca de Lidia Baños

Periodista. Feminista incansable.
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